Friday, January 05, 2007

El Hildebrandt abominable

A estas alturas Hildebrandt acaba siendo un viejito de pluma y tono viscerales y repetitivos. En él es válida la expresión aquella de los viejos manuales de redacción: "El estilo es el hombre".
Y el hombre tiene un repertorio rítmico y sonoro tan falto de aires que no sé si tenerle lástima o más rabia.
Y cuando digo repitencia no hablo de la mención innúmera o númera de palabras o expresiones, que de eso se cuida, sino de un desagradable sentimiento de hastío cacofónico que provocan con regularidad sus "colaboraciones".
Veamos. Repite siempre un sonsonete o bien al comienzo o al medio o al final, pero lo repite. Para muestra, lean en voz alta el siguiente trozo y aguarden la siguiente columna en el diario La Primera o revisen las entregas suyas a otros medios y en otros tiempos y compruébenlo:
"...este embajador del pensamiento débil, la estrategia fantasma, la geopolítica del alfeñique regional, el auto stop aéreo..."
Qué carajos.

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